viernes, 15 de septiembre de 2017

Desde nuestra perspectiva

artículo de El Mundo
Formas de volver a casa, relata la historia de personas que crecieron mientras un país completo vivía bajo la dictadura, donde muchos padres y profesores eran cómplices, víctimas o simplemente debían guardar silencio ya que lo ocurrido no debía hablarse y lo ocurrido era un tema tabú. Sobre este contexto nace la historia de un hombre que comienza recordando su infancia (a los 9 años exactamente) y años posteriores marcados por represión y secretos, a nosotras nos gustó y llamó la atención, fue la literatura que utiliza el autor, la forma en que relata como un niño tan pequeño e inocente se da cuenta y debe averiguar de lo que sucede a su alrededor. Pone en evidencia historias de niños, tanto del autor como de sus amigos y vecinos, historias que pueden representar melancolía, llenas de recuerdos y de utopía individual de un niño con momentos de fracasos y el aguante que presentó ante esta época tan dura. Además, la novela no deja de incluir en sus páginas la ternura reflejada en el candor e ingenuidad del personaje principal. 

A veces este tipo de temáticas tienen dificultad para atrapar al lector, ya que hablar sobre situaciones tan personas como las del autor, donde existe una opinión marcada, no siempre entretiene al receptor, pero esta historia parece combinar ficción con la realidad personal, mezclado con sutileza para exponer las ideas y destreza para mantener al lector pendiente y expectante de lo que sucederá con la historia. El autor superpone varios tipos de géneros entre sus páginas, como la novela política, sin embargo no se centra solo en la dictadura, ya que abarca los temas, como una pequeña historia de amor. 

También es algo interesante la manera en que el autor se siente ligado a la literatura de expresar lo vivido durante muchos años, el cómo los terremotos de 1985 y 2010 le traen a la memoria tantos recuerdos con la necesidad de sincerar su memoria ante una sociedad que aún no se encuentra totalmente sanada del dolor de los diecisiete años de dictadura desenmascarando la historia la de la historia.
La historia está ordenada por cuatro capítulos, los cuales culminan en el presente del protagonista, el título hace perfecta alusión a como el autor ve la realidad, “Formas de volver a casa” puede interpretarse como todo el proceso que vivió el protagonista para llegar a la valentía de poder expresar y retratar de una forma tan sutil y fidedigna su memoria, de volver a casa, al hogar, puede interpretarse como que él ya se siente en paz al escribir su historia “en lugar de gritar, escribo libros” (Zambra, 2011) Además, interpretamos el título de la historia como la manera en que chile volvió a casa, que volvió al orden, a la democracia, a una mayor tranquilidad en la vida de los chilenos, sin toque de queda, estado de sitio y aunque muchas personas aún tienen traumas y secuelas poco a poco el dolor se ha ido liberando, y esperamos que pronto así sea para todos.




Ahora sé caminar

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emol, terremoto 1985
Luego del reciente terremoto, en el que me lleva a rememorar tantos recuerdos, me doy cuenta que me siento como Roberto Solo. Independiente. Ahora sé caminar, no podré aprender nunca más.

El reciente terremoto de 2010 trajo a mi memoria el recuerdo del terremoto de 1985, aquellos días donde solo era un niño de nueve años inocente y travieso. Este terremoto no fue exactamente igual al de hace unas décadas, pero produjo en mi nostalgia, volver a aquellos años, a ver a Claudia, a recordar cómo nos conocimos y como todo acabó. A mi memoria llega ese recuerdo del día en que me perdí por las avenidas, de la discusión posterior que tuvieron mis padres. “tu papá tiene razón, ahora sabemos que no te perderás. Que sabes andar solo por las calles”, fue todo lo que me dijo mi mamá luego, existía en mi una mayor independencia, que debía adquirir por el tiempo en que estábamos pasando, debía ser menos ingenuo, menos pavo. Lo curioso no me lo quitaba nadie, este lado de mi personalidad me ayudó a conocer a Claudia, a formas algo así como una amistad, que se basada en conversar cada jueves sobre nosotros, pero principalmente sobre el encargo que depositaba en mi, que básicamente era vigilar a Raúl, mi vecino, observar cada movimiento y con las personas que interactuaba, aún así, Claudia era mi amiga. Los años pasan, las personas van y vienen, los amigos crecen, yo crecí. Llegó el momento de irme de mi casa, que mis padres concluyeron que no fue malo.
Debo mencionar a Eme, una ex pareja, que gran importancia tuvo en mi vida, con la que viví muchas experiencias nuevas y que de seguro me guarda cariño, ya que de vez en cuando me visita. Aunque el recuerdo de nuestra separación siempre será nostálgico… 

Y cómo no hablar de mi reencuentro con Claudia, con la que recuerdo haber perdido contacto después que se cambió de villa, fue algo sorprenderme enterarme de que Raúl no era su tío, y yo espiaba a un hombre sin saber su verdadera identidad. En realidad era el padre de Claudia y su verdadero nombre era Roberto. Todo era difícil entre Claudia y su padre, ya que Roberto era un militante comunista y al nacer Claudia esto afectó y perjudicó a su familia. He ahí tanto misterio, al menos en mi infancia, investigar a Roberto, estimuló mi curiosidad de la vida, y amplió mis sentidos, algo que era destacable en esta época, el reencuentro afloró sentimientos hacia Claudia, la que quiso conocer a mis padres y retomar esa confianza y cercanía de nuestra juventud. 
The Clinic
Contar mi historia no fue completamente sencillo, retomar tantos recuerdos difíciles de abarcar, incluyendo relaciones amorosas… Querida Eme, hoy te quiero dar las gracias por aceptar leer las páginas de mi libro, por reunirnos a compartir una conversación, por lo momentos vividos, aunque sé que ya se han ido. Y sé que es difícil de entender tantos vagos recuerdos, pero espero que comprendas, que mi sinceridad llegue a ti y a muchos más. 
Luego del reciente terremoto, en el que me lleva a rememorar tantos recuerdos, me doy cuenta que me siento como Roberto Solo. Independiente. Ahora sé caminar, no podré aprender nunca más.

La sociedad con título de culpabilidad.

Siempre está el antagonista en las historias, ese personaje que no deja que el protagonista logre lo que quiere, me gustaría decir que esta es una linda historia donde no hay antagonista, donde todos son felices, pero lamentablemente no es así; no hay un antagonista, hay muchos antagonistas, todo su entorno, todas las personas, la sociedad entera son antagonistas de esta historia.
Recordemos, el niño de 9 años creció sin saber lo que realmente sucedía debido a que las personas no se atrevían a hablar del tema, porque tenían miedo, porque la época de dictadura está caracterizada por la censura, por el temor de hablar y que les pase algo, las personas preferían hacerse los desinformados, actuaban como si nada estuviera ocurriendo, decidían no optar por ninguna postura política y menos hablar de ellas; esto fue un gran impedimento para él, ya que muchas de sus incógnitas nunca tuvieron respuesta debido al silencio de las personas.
Estaban en plena dictadura donde se hablaba de crímenes, atentados, estado de sitio y toque de queda, pero esto no era impedimento para el niño, para que paseara por las calles de su villa y los alrededores con tranquilidad e inocencia, como si nada de eso estuviera ocurriendo; se supone que son los niños los que deben jugar pero en esta historia era distinto.
"Con arrogancia o con inocencia, o con una mezcla de arrogancia e inocencia, los adultos jugaban a ignorar el peligro: jugaban a pensar que el descontento era cosa de pobres y el poder asunto de ricos"
Ese es el gran problema de la sociedad, prefieren conformarse con el descontento y no manifestarlo, ya que manifestar el descontento era algo que no les incumbía. La sociedad tenía un pensamiento naturalista en el cual todos estaban predestinados y no podían cambiar las cosas, y si alguna persona intentaba hacer un cambio no lo lograba debido a la poca información y poco apoyo.
Pinochet también fue antagonista de esta historia o tal vez el principal antagonista, mejor diremos que la dictadura fue la antagonista, la dictadura hizo que las personas se auto censuraran, les inculcó un miedo inmenso, creo familias sin  memoria, sin historia, sin opinión y por sobre todo sin derechos.
La mayoría de las veces cuando se habla del antagonista se le describe de forma física, pero este no es el caso, no se puede describir de forma física a una sociedad entera, así que diremos que son de diversas estaturas, con diversos colores de cabello y ojos.
La mayoría de las veces los antagonista cumplen con su deber de fuerza “maligna”, pero este no fue el caso, gracias a esta sociedad antagonista el protagonista logró ser distinto a todos ellos, logró tener opinión, voz, historia y lo más importante memoria; y  gracias a esa memoria él pudo crear su propia novela, él sí tuvo el poder de no auto censurarse.
imagen de el país

 imagen de revista Haroldo

 imagen de tercera cultural

jueves, 14 de septiembre de 2017

Mi historia.

Mi nombre es ... no mejor no, prefiero no revelarlo en estos momentos, tal vez en un futuro, o quizás nunca, bueno eso no es de relevancia en estos momentos, digamos que soy una persona "X", una persona que tuvo que pasar por momentos bastantes difíciles en la niñez, pero a esa edad era muy pequeño para entender las cosas, se podría decir que era bastante inocente, aunque de un momento a otro me comencé a entrometer en el mundo de la curiosidad; claro lo olvidaba, en mi niñez tuve que vivir anécdotas como el terremoto del 3 de marzo de 1985 en el cual conocí a una niña que le diremos Claudia, ella tenía 12 años y yo tenía 9 años, ser amigo de ella era bastante imposible debido a la diferencia de edad, pero fuimos amigos o algo similar a eso.
Como lo habrán notado yo crecí en época de dictadura, bueno eso lo supe un tiempo después, ya que en mi familia no se hablaba mucho del tema, "En cuanto a Pinochet, para mí era un personaje de la televisión que conducía un programa sin horario fijo, y lo odiaba por eso, por las aburridas cadenas nacionales que interrumpían la programación en las mejores partes". Se podría decir que era bastante ignorante en el tema, odiaba a Pinochet pero por el hecho de que interrumpía la televisión con sus cadenas nacionales, cuando habían millones de otros motivos para odiarlo.
Como les dije anteriormente con Claudia fuimos algo que se podría llamar amigos, gracias a ella comencé a entrometerme en el mundo de la curiosidad, comencé a convertirme en una especie de espía secreto, ya que Claudia me había encargado vigilar a su tío Raúl.
Raúl era mi vecino, bastante solitario y se rumoreaba que pertenecía a la democracia cristiana y por esa razón las personas no conversaban mucho con él, pero yo en ese entonces, no entendía qué era ser de la democracia cristiana, es más, encontraba que era interesante, a mi también me habría gustado ser demócrata cristiano.
Yo un niño de 9 años, con una estatura promedio, color de pelo y color de ojos común, vengo de una familia sin historia, de una familia que no es ni rica ni pobre, ni buena ni mala, sólo es una familia, no opina, no piensa en voz alta, solo vive, pero eso no me bastaba, yo quería saber qué sucedía, por qué Pinochet interrumpía la televisión, por qué nadie le hablaba a Raúl y por qué siempre llegaban personas a su casa.
Crecí, pasaron los años, comencé a crear mi propia novela y de repente me encontré con Claudia y después de años ella me contó que  Raúl era su papá y su verdadero nombre no era Raúl, que no era demócrata cristiano, era comunista; y eso me ayudó a resolver bastantes incógnitas de mi niñez.


guioteca.com
imagen de guioteca.com
Se podría decir que ya no soy el niño inocente e ignorante, ahora sé porqué odiar a Pinochet y que cosas sucedieron en ese periodo.







 

Desde nuestra perspectiva

artículo de El Mundo Formas de volver a casa, relata la historia de personas que crecieron mientras un país completo vivía bajo la dict...